En plena provincia de Burgos. En uno de los enclaves más sugerentes de la Ribera del Duero. En un lugar calificado como privilegiado para la elaboración del vino encontramos BODEGAS IMPERIALES. Un lugar donde la calidad y la excelencia son imprescindibles para entender -una manera muy especial- de conversar con el vino. Cariño. Precisión. Grandeza. Siete etiquetas que llevan el sello inconfundible de ABADÍA DE SAN QUIRCE.

 

CALIDAD Y EXCELENCIA

La historia surge en 1998. Es entonces cuando «un grupo de empresarios y viticultores vinculados a la Ribera del Duero fundan BODEGAS IMPERIALES». Y precisamente en ese mismo año después de un trabajo impecable de investigación y de localización de los viñedos más selectos de la Ribera del Duero «se inicia la construcción de la bodega, en una de las zonas de la Ribera con mayor tradición vitivinícola, poseedora de viñedos muy viejos y de extraordinaria calidad». En BODEGAS IMPERIALES desde el principio lo tenían muy claro: «Hemos realizado una decidida apuesta por la excelencia. Vinos de alta calidad que reflejan las peculiaridades del suelo y la variedad autóctona de nuestra tierra, la Tinta Fina. Trabajar con nuestros propios viñedos, nos permite cada año controlar todo el proceso productivo, renunciando a altas producciones para obtener uvas de altísima calidad, garantizando de esta manera la identidad y el origen de procedencia de nuestros vinos». Una calidad que tiene nombre propio y diferentes etiquetas: ABADÍA DE SAN QUIRCE.

 

 

TRABAJO. PRECISIÓN. PASIÓN

En BODEGAS IMPERIALES trabajan en «52 hectáreas de viñedo propio, localizadas en los términos de Gumiel de Izán y La Aguilera, en Burgos. La edad media del viñedo es de 40-50 años, llegándose a los 107 años en algunas parcelas». Según nos cuentan «nuestras fincas -situadas en plena naturaleza y en un marco incomparable- poseen un microclima privilegiado a pesar de su baja pluviometría. Los suelos son arcillo-limosos, con un subsuelo de aluvión que facilita el drenaje. El rendimiento medio de nuestros viñedos es de 3000 kg. por hectárea, gracias a la realización de una cuidada poda en verde y aclareo de racimos».La vendimia en BODEGAS IMPERIALES es algo mágico, esencial. Un momento clave fruto de un año de mucho trabajo. «Cuando se acerca el tiempo de la vendimia se toman muestras de las uvas en el viñedo para analizar el grado de azúcar, acidez y pH, y así determinar el momento óptimo para su recolección». Se guardan -siempre- con fidelidad las tradiciones. «Una vez llegado este momento, se vendimia a mano. Realizamos un riguroso proceso de selección, escogiendo solamente las uvas maduras, que son transportadas inmediatamente a la bodega». Después llegan las fermentaciones. «Las realizamos en depósitos de acero inoxidable con control informatizado de temperatura». Acabado este proceso, «los vinos se trasiegan, permaneciendo en la nave de barricas para iniciar la crianza. El envejecimiento se realiza en barricas nuevas de roble americano (60%) y de roble francés (40%). Nuestras barricas tienen una capacidad de 225 litros y edad media de 3 años». Además «los periodos de crianza oscilan entre los 12 meses para un Crianza, los 18 meses para el Reserva y los 26 meses para un Gran Reserva. Durante este periodo los vinos son trasegados periódicamente cada 3-5 meses».Una vez terminada la crianza en barrica, «procedemos al embotellado de nuestros vinos bajo un rigurosísimo control de calidad. Solamente empleamos tapones de corcho natural de contrastada calidad. Las botellas pasan al dormitorio y es aquí donde reposarán en completo silencio y quietud el tiempo necesario, hasta alcanzar la elegancia y el bouquet que los caracteriza». En BODEGAS IMPERIALES se vive con intensidad y con pasión el amor por el vino. Y esto se hace con nombre propio: ABADÍA DE SAN QUIRCE.

 

GALERÍA

 

LA PERSONALIDAD DE ABADÍA DE SAN QUIRCE

ABADÍA DE SAN QUIRCE 6 Meses: Color cereza intenso. Aroma fresco de fruta madura y notas especiadas. En boca es amable, carnoso, con finas notas de roble y un toque balsámico y mineral.

 

ABADÍA DE SAN QUIRCE Crianza: Color rojo picota inteso, limpio y brillante, de capa media alta. En nariz es potente, franco, con notas de frutas negras y toques especiados. En boca es amplio, graso, estructurado, con un tanino redondo y un final persistente y equilibrado. Predominan las notas torrefactas, de cacao y minerales.

 

ABADÍA DE SAN QUIRCE Reserva: Color rojo picota, con tonos rubí en el borde. Intenso en nariz, con aromas especiados, toques de maderas nobles, muy bien integrados con notas de fruta madura. En boca es equilibrado, potente, con un esqueleto tánico muy bien armado.

 

ABADÍA DE SAN QUIRCE Gran Reserva: Color rojo rubí. Nariz fina y compleja con ciertos toques minerales y especiados. En boca es un vino equilibrado, con notas de crianza en maderas finas y final largo y persistente.

 

ABADÍA DE SAN QUIRCE M9: Es un vino que procede exclusivamente de viñedos situados en el término de Gumiel de Izán, plantados hace 60 años a 920 m. de altitud. Estos viñedos con una escasa producción de uva se encuentran prácticamente en el límite de adaptación del viñedo a estas tierras, producen unas uvas muy especiales. Es un vino de color rojo picota intenso, de capa alta. En nariz es muy equilibrado con notas de fruta, balsámicas y especiadas. En boca tenemos un vino fresco, sedoso, fino, elegante y con gran persistencia. Recordando a los grandes vinos atlánticos.

 

FINCA HELENA: Color cereza intenso con ribete violáceo. Aroma intenso, con tonos de frutos negros maduros.
Notas balsámicas, especiadas y de maderas finas. En boca es elegante, estructurado y con taninos de calidad bien domados por la crianza.

 

ABADÍA DE SAN QUIRCE. Verdejo: Color amarillo pajizo, limpio, brillante con intensos destellos. Es un vino amplio en nariz, donde predominan los tonos de la variedad: hinojo, frutas tropicales maduras y unos delicados matices balsámicos. Vino expresivo en boca, intenso, redondo, fresco en acidez con un largo y elegante final. 

 

Fotografía cedida por BODEGAS IMPERIALES

www.bodegasimperiales.com

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