CASA PACHUCO es único. Personalidad propia y especial. Un restaurante diferente. Aires de espacio canalla y encanto de taberna relajada. Una bola de discoteca -colgando del techo- recuerda sus raíces; ahora convertidas en un restaurante creativo. Sin ínfulas, ni presiones. El impulsor de CASA PACHUCO ha querido dar su impronta al espacio y al proyecto gastronómico. Jose María -que así se llama- hace lo que le gusta y lo que quiere. Adora la música y la cocina. Las fusiona. Y no da más explicaciones. No hay artificio. Pero sí creatividad. La albondiga thai, el escabeche filipino de berenjena china, o el ssäm de jabuguita pibil lo dicen todo. Y además, todo sabe tan bien como suena. La buena música llega al plato. La armonía de los sonidos independientes se instala en este lugar que parece de otra época o de otra vida. Uno de los lugares más auténticos de Madrid que solo puede existir en Lavapiés.

 

EL SABROSO BLUES DE CASA PACHUCO

CASA PACHUCO forma parte de un proyecto vital y apasionado. Charlamos con José María Lobelos Andrade -madrileño de padres gallegos- y alma de este espacio. Los orígenes marcan la diferencia gastronómica. El buen comer y el buen producto están en el ADN. José María era contable cuando decidió cambiar de trabajo. Una de esas vidas que dan un giro de 360 grados en busca de lo que de verdad desean. Tanto le gusta la gastronomía como la música. Una banda de blues de los 60 ha marcado su camino más de lo que él hubiera podido imaginar la primera vez que les escuchó. El nombre del restaurante viene de una canción de Captain Beefheart llamada Pachuco Cadáver que encontramos en el álbum Trout Mask Replica. En su juventud -en Alcorcón– le pusieron ese apodo: El Pachuco. Y a él no parece disgustarle. PACHUCO designa a los emigrantes de origen mexicano, de clase popular, que vivían en las ciudades del sur de Estados Unidos en la década de los 50. “Les gustaba bailar swing y representan una mezcla muy loca”. Desde aquí partimos. Si algo define a CASA PACHUCO es su carácter propio, sin ningún tipo de pretensión y con unos aires excéntricos -no buscados- que afloran de un modo orgánico. La naturalidad campa a sus anchas. Sin pudor, ni vergüenza. Este pequeño espacio gastronómico -perfectamente integrado en un Lavapiés ecléctico y acogedor- entusiasma a quién lo conoce.

 

AIRES NOCTURNOS Y VIAJEROS

CASA PACHUCO tiene mucha historia. ”El local fue hace tiempo también un restaurante, luego un garito de noche, del que aún conservamos algún detalle como la bola de espejo de discoteca”. Se conserva perfectamente la esencia de los diferentes ambientes. “No teníamos mucho dinero cuando abrimos, así que mantuvimos mucho de lo que había. Aún queda mucho por hacer”. La música es uno de los puntos fuertes de CASA PACHUCO. Una de las grandes pasiones de José María. Nadie espere escuchar lo mismo de siempre. Este espacio tiene personalidad y la calidad musical es uno de los aspectos que le diferencian enormemente de los demás. “La cocina que hacemos es fusión y creativa. Intento hacer platos que no se coman por ahí normalmente”. El aporte gastronómico al barrio de Lavapiés es indudable. La carta es escueta y vibrante. Con pulsión creativa. “La cambiamos unas tres veces al año. Primavera-verano, otra en otoño y otra vez después de Navidades”. Se trata de no aburrir a los parroquianos, que disfrutan con toda la asiduidad posible de una sugerente carta de vinos en la barra. “Al principio nuestros clientes eran sobre todo del barrio. Tratamos de adecuar nuestros precios todo lo posible con precios asequibles. Pero ahora, mucha de la gente que vivía aquí tuvo que irse porque los alquileres se han disparado. Al principio lo más eficaz fue el boca a boca. Ahora también tenemos muchos turistas. Pese a ello nos mantenemos fieles a nuestra esencia”. Parece que José María ha llegado, al punto, en el que va a seguir haciendo lo que le gusta y cocinando lo que le apetezca. Tiene una máxima: “El producto es muy importante para nosotros. Como tengo el mercado de Antón Martín al lado compro todo allí y me aseguro de que es de calidad”. Y sobre esa base construye platos tan imaginativos como “la albóndiga thai que tiene muchos fans por la mezcla de sabores y quizá por el punto de acidez. La ensaladilla coreana que se elabora con patatas, kimchi de pepino casero, judias de soja y mayonesa. Un plato que funciona muy bien y mucha gente pide es el tartar de atún y aguacate. Y también el ssäm falafel de lentejas caviar, relleno de albóndigas de lentejas al curry, mahonesa de mostaza antigua y cebolla encurtida. Está muy rico el ssám de jabuguita pibil, nuestros tacos de lechuga rellenos de cerdo ibérico en guiso mexicano”. Otras propuestas sugerentes son «el encocado de pescado con leche de coco, pasta de curry thai y arroz jazmín». Y dos buenos broches finales son -sin duda- «la tarta de queso azul con mermelada casera de fruta de temporada y el bizcocho borracho de maíz con frutos rojos».

 

NATURALIDAD HASTA EN EL VINO

Si la naturalidad es una de las señas de identidad de este restaurante, los vinos seleccionados acompañan esta travesía. La Traviesa (Granada), Rouge! (Rodano) o Ripaille (Languedoc) son algunas de sus apuestas por el vino natural. En blancos opciones como El Yesar, junto con otras referencias ecológicas: Cantayano de Valladolid o Viña Zorzal de Navarra. CASA PACHUCO es un restaurante perfectamente adaptado a los usos y costumbres de un barrio tan vibrante, castizo y mulitcultural como este Lavapiés moderno, abierto, creativo, y vanguardista que pase lo que pase sigue siendo Lavapiés.

 

GALERÍA

 

Fotografía de Borja Gómez

CASA PACHUCO

C/ De los Tres Peces 15

28012 MADRID

Phone: 633 41 42 62

Horario: L-S 13:00 a 16:00/ M-J 20:00 a 23:30/ V-S 20:00 a 0:00/ Domingo cerrado

Precio medio: 17 euros

Facebook CASA PACHUCO

Pin It on Pinterest