SHAM es un maravillosa pastelería que nos llega desde el Mediterráneo Oriental. Más concretamente desde Siria. Detrás de tanta dulzura,  encontramos una gran historia de superación. Hay sufrimiento. Guerra. Sacrificio. Una familia que hizo todo por salir adelante. Y todo ese recorrido ha dado frutos. Y son deliciosos. Muy dulces. Exóticos. Esos postres que guardan la esencia de Oriente Medio y toda su magia. Un trocito de Siria, un país del que no llega precisamente una imagen positiva. Nuur y Ahmed son emigrantes que aportan su granito de arena mostrando la cara más dulce de una tierra que aman. El contrapunto a la amargura. El pistacho es el rey, pero también los dátiles, el chocolate puro. Una delicia. Un negocio próspero, una nueva vida, puro sabor a humanidad. Un producto que sienta bien sólo por saber de donde procede. Una pastelería que cuenta una historia para abrir conciencias.

 

VÍCTIMAS DE UN ATENTADO

SHAM es sabor y dulzura. Autenticidad y magia. Una pastelería que llega desde Oriente Medio con una historia vital e intensa. “Estamos muy orgullosos de nuestra historia”. Así con una bella sonrisa nos acoge Nur Mansour, en su acogedora pastelería. Yo he nacido aquí. Mis padres son de Siria. Mi padre vino aquí a estudiar medicina porque en esa época había muchas facilidades para que los extranjeros viniesen a formarse como médicos. En un viaje a Siria se enamoró de mi madre y los dos se mudaron aquí. Me siento de los dos países. En casa tenemos dos culturas. Yo he estudiado filología árabe. Trato de coger lo bueno de las costumbres árabes y lo bueno de las costumbres españolas. Yo he viajado mucho a Siria para veranear a casa de mis abuelos. Me encantaba ir. Por eso conocí a mi marido. Me vió por la calle y se pegó como una lapa. Se enamoró a primera vista. Estuvimos un año hablando por internet. Me casé muy joven con 23 años. Me fui a vivir a Alepo”. Ahmad Basmaji Mzaiek se vio obligado a reinventarse: “Mi marido Ahmad es arquitecto. Vivimos unos años felices hasta que comenzó la crisis. En 2012 comienza el conflicto y yo me quedo al tiempo embarazada de mi segundo hijo. Sufrimos un atentado en nuestras propias carnes. Se había cortado la electricidad. Salimos de casa para cenar y por la mañana a las 9 de la mañana mi casa había estallado. Salí corriendo a la habitación de mi hija. Gracias a Dios estaba bien. Ahí decidí venir a España. Al principio mi marido era reacio porque no hablaba el idioma, es el hijo mayor y no quería separarse de sus padres. Discutimos y finalmente accedió. Un poquito le obligué. Vinimos aquí y empezamos desde cero. Pero desde cero de verdad. El comenzó a trabajar como ayudante de camarero. Yo trabajé en una pastelería portuguesa. Estábamos en pura crisis en España. No fue fácil”. Ahmad comenzó a trabajar en la calle de Antonio Calvo en una pastelería árabe. El negocio no iba muy bien y su jefe decidió traspasarlo. “Fue una bendición. Porque ahorramos un poco y con ayuda nos pusimos al frente del negocio. Hicimos cambios y nos empleamos a fondo. Ha ido bien. Tenemos ya una fábrica que provee a otras pastelerías, hoteles, caterings. Estamos contentos”. Cuando entre las ruinas surge una flor, en este caso un negocio dedicado a elaborar dulces, lo más natural es admirarlo.

 

DELICIOSO EXOTISMO

En SHAM podemos degustar unas 30 variedades de dulces. Van creando constantemente y cambiando elaboraciones tradicionales. “Nos gusta innovar. Esta semana hemos preparado este dulce de queso y está muy rico”. Pero no faltan los productos cargados de tradición: “Nuestros dulces sirios están hechos a base de frutos secos. En Siria, el rey es el pistacho y aquí lo fusionamos de formas muy diversas. Nosotros tratamos de que nuestros dulces no sean muy empalagosos. Tenemos algunos bombones como -por ejemplo- los de dátil que no llevan nada de azucar. Llevan chocolate puro y avellana”. Otro imprescindible de SHAM es el Baklava. Muy famoso en Oriente Medio. Muchos hojaldres finos pasados por mantequilla y en el centro frutos secos. Pueden ser avellanas, chocolate, almendras, anacardos, etc. Los Mamuls son típicos de Siria, son blanditos, hechos con sémola de trigo y en el interior pistacho”. Las empanadas se elaboran con masa madre e ingredientes naturales. Espinacas, piñones, pimientos. El humus de SHAM merece la pena, el clásico y el de remolacha. Igualmente la berenjena a la brasa. También nos abrimos a otros países, cómo no, con elaboraciones como la Pastela. Es marroquí, lleva curry, cebolla y almendras”. Deliciosas también las croquetas sirias hechas con sémola de trigo. “No utilizamos productos refinados y por dentro lleva carne, cebolla y piñones”. Desde primera hora de la mañana se puede desayunar con dulzura. “Nos piden mucho café turco recién molido con un toque de cardamomo. Es una bebida tradicional”. Jugo de granada, agua de rosas, agua de azahar, tahina para humus y falafel. Productos naturales. Sabores y esencias que nos trasladan a parajes orientales de ensueño.

 

SHAM CON ESPERANZA

El nombre de SHAM tiene una razón de ser. Así se llama la hija de los propietarios, significa la Gran Siria. Antes de la Segunda Guerra Mundial, países como Jordania, Palestina, Líbano, Siria formaban la Gran Siria.  Ahora muchas décadas después, nadie pierde la esperanza. Continúan soñando con un futuro en paz. Con que algún día sus hijos Sham y Karim, puedan conocer sus raíces. Que tanta riqueza cultural y gastronómica renazca de sus cenizas. “Un sueño de paz. Hemos querido plasmar en esta pastelería la ciudadela de Alepo. Mucha gente que va conociendo nuestra historia se acerca”. Y ojalá sean muchos más y que estos soñadores no sean los únicos. SHAM es un precioso ejemplo de vida y de superación. De dulzura y de calidad. Pasión por las propias raíces.

 

GALERÍA

 

Fotografía de Borja Gómez

PASTELERIA SHAM

C/ Antonio Calvo nº3. 28027 MADRID. T.911642898

Horario: L-D. 11:00 a 15:00/ 17:00 a 21:00/ V. 10:00 a 31:00

Av. Menéndez Pelayo nº15. 28009 MADRID. T.919417357

Horario: L-S 10:00 a 23:00/ 11:00 a 21:00

Precio medio: 3 euros

www.pasteleríasham.com

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